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04/05/2011

Las relaciones ruso-polacas y su influencia en la Unión Europea (DIEEEA13-2011)

La relación entre Polonia y Rusia debe ser enmarcada en el contexto de la más amplia entre la UE y la Federación. El proyecto modernizador del presidente Medvedev precisa de las inversiones de la UE, de su contribución tecnológica para cambiar un modelo productivo basado en la exportación de hidrocarburos, y de las divisas procedentes de la venta de gas y petróleo que ningún otro actor internacional le puede proporcionar. Por su parte, cada vez más países de la Unión perciben a Rusia como un socio imprescindible en muchos aspectos, desde en la lucha contra las amenazas comunes, hasta como suministrador fiable de recursos energéticos, tanto más ante la reciente inseguridad de otras zonas productoras. Todo ello deviene en una relación biunívoca, simbiótica y de la máxima importancia estratégica para ambas partes.


En ese entorno, Polonia puede adoptar dos posturas: la de aprovechar su pertenencia a la UE y a la OTAN para dificultar la relación, respondiendo a los postulados de los sectores más nacionalistas de su sociedad, y saldar así las viejas cuentas históricas pendientes, o la de facilitadora de la relación, en su papel de principal potencia de la zona este de la Unión y de su carácter de nación eslava con profundos vínculos históricos con la Federación Rusa. Los nuevos dirigentes polacos han adoptado esta última postura, y sin renunciar a plantear las cuestiones más delicadas que dificultan la relación bilateral han abierto una nueva etapa de entendimiento, giro que ha sido recibido de un modo muy positivo por el Kremlin, con una serie de encuentros e iniciativas al más alto nivel que detallan en este documento.

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