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30/03/2012

La clientela en Afganistán: ¿Una senda hacia la corrupción o un mecanismo de redención de cuentas? (DIEEEO28-2012)

En este documento, su autora, Katheleen Reedy analiza como son muchas y muy diferentes las dinámicas de trabajo que determinan el éxito o el fracaso de las autoridades locales. En un sistema que carece de métodos formales para exigir responsabilidad (mediante elecciones, por ejemplo), una serie de redes parecidas a las de la clientela se convierten así en el modo predominante de interacción entre la población y el Gobierno (en los casos en que ésta llega a producirse). Ello crea un delicado equilibrio entre los métodos informales de rendición de cuentas y el potencial que ello lleva aparejado de abuso y de favoritismo excesivo. Y eso sin tener en cuenta la influencia en este ámbito de maquinaciones políticas de las altas esferas. Por ello, se puede decir que el nombramiento de un líder originario del lugar donde ejerce su cargo público tiene sus ventajas y sus desventajas, y muy especialmente si dicho líder es el Gobernador de Distrito. Este artículo analiza varios estudios de caso de administración local y concluye que: si tener un Gobernador de Distrito que sea originario del mismo podría convertirse en una situación donde parte de la población quedaría abandonada a su suerte, las redes informales de rendición de cuentas y el hecho de que el Gobernador de Distrito esté comprometido con la mejora de la zona supera los potenciales inconvenientes. Los favoritismos son algo aceptado y esperado y siempre y cuando toda la comunidad pueda beneficiarse en algo, el aceptar lo que podría ser considerado como pequeñas prácticas de corrupción aparece entonces como el menor de los males posibles. Y sin embargo, en última instancia, lugareño o no, comprometido o no, parcial o no, para mucha gente, si su Gobernador de Distrito era o no decente y trabajaba o no para satisfacer sus necesidades era producto exclusivamente de la fortuna. Hasta que no haya algún proceso oficial de exigencia de responsabilidad, como las elecciones directas o el establecimiento de Consejos de Distrito elegidos, la buena gestión pública seguirá siendo un proceso de ensayo o error que abandona a aquellos afganos que tienen la mala suerte de tener un mal líder.

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