11/07/2017
Parece un hecho incontestable que la globalización está provocando efectos no deseados en términos de inequidades, desigualdades y grupos afectados, lo que está suponiendo la vuelta a la escena de movimientos políticos y sociales que se nutren del antiguo nacionalismo y de mensajes populistas. Mientras, las soberanías estatales se erosionan a la espera de que surja una nueva gobernanza que ayude a superar los excesos y los errores del proceso de hiperglobalización. El mundo globalizado del siglo XXI parece exigir una mundialización con un rostro más humano.
Documento elaborado por el Analista Francisco Márquez de la Rubia.