25/07/2016
En 2012, Mali sucumbió ante la mayor crisis de seguridad, política y humanitaria que ha sufrido desde su independencia. Aquel año, una asonada militar acabó con el régimen democrático; mientras que los rebeldes tuaregs y los grupos yihadistas aniquilaron la integridad territorial y la soberanía nacional en el norte del país. En junio de 2015, el Acuerdo de Argel entre el gobierno y los rebeldes tuaregs se convirtió en la base que permitiría «refundar Mali». Sin embargo, un año después, quedan muchos asuntos pendientes, y los atentados yihadistas se extienden dentro y fuera de las fronteras malienses. Hoy, el diálogo político es la única vía para frenar una creciente violencia que amenaza con dinamitar el futuro de Mali, y cuyas secuelas son tangibles en toda la región y fuera del continente africano.
Documento elaborado por el Analista, Jesús Díez Alcalde.