19/12/2023
Desde que los talibanes llegaron al poder, en realidad desde antes, Pekín ha venido insistiendo en la necesidad de que Kabul adopte medidas efectivas para acabar con el Movimiento Islámico del Turquestán Oriental (ETIM). Kabul, por su parte, se ha manifestado siempre dispuesto a colaborar, pero solo hasta cierto punto. El régimen talibán no puede pasar por alto que un ataque frontal contra un grupo yihadista sería visto con malos ojos por muchos de sus propios miembros. De forma que las medidas adoptadas se han limitado a instar a emigrar a los militantes del ETIM y a alejar de la frontera china a los más recalcitrantes. Probablemente, Pekín hubiera preferido medidas más drásticas, que eliminaran definitivamente una amenaza que afecta a una región tan estratégica como Sinkiang, punto de partida de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Nueva Ruta de la Seda en la que Pekín basa su expansión económica.
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